¡Top Secret!

Al más puro estilo de las películas de espías, recientemente he recibido una misión súper-secreta de la mano de Lush. ¿De qué se trata? Seguid leyendo y lo sabréis...

A principios de mayo, un mensaje en Facebook me alarmó, Lush España quería encargarme una misión secreta, a mí, ¡a la Lushadicta! Me pidieron mi dirección de e-mail para contarme más detalles y yo, encantada, se lo facilité. Pasó todo un día hasta que me enviaron los archivos secretos para desarrollar la misión, la espera se hizo muy larga, estaba impaciente por saber de qué se trataba, pero mereció la pena. Me ofrecían una jugosa recompensa por llevar a cabo una tarea que iba a conllevarme muy poco esfuerzo.

Fotografía por Zsuzsanna Kilian, extraída de stock.xchng

Al cabo de unos días, con todos mis sentidos bien despiertos, me dispuse a hacer una compra en mi tienda favorita. Con una diferencia, ahora tenía una identidad secreta y debía informar a mis superiores de cualquier irregularidad que se pudiese dar durante mi visita. Me fijé en todo, en los cristales, la música, el ambiente, la colocación de los productos, los testers, el trato de los empleados... pero no iba a perder la oportunidad de disfrutar de mi visita a tan preciado lugar, así que me dejé mimar un poquito por ellos, que me probasen varios productos y, ya que había llegado hasta allí, llevarme algunos conmigo. Los elegidos, esta vez, fueron King Of Skin y Sublime, al que ya se la tenía jurada hacía tiempo.

Una vez salí de allí, con una sonrisa en la boca como siempre, me dispuse a volver a casa a toda prisa para no perder detalle de la visita y rellenar lo más pronto posible el informe de la misión y enviarlo de vuelta a Lush. Todo con la más estricta discreción. En el informe tuve que responder una serie de preguntas muy concretas acerca de mi visita y mis impresiones, asignarles una puntuación y, la verdad, salieron muy bien parados de aquello... No sé si es algo personal o no, pero yo siempre he salido de allí encantada, sonriente y con ganas de volver. Así que eso fue lo que reflejé en el informe confidencial.

Una vez completada mi misión, sólo quedaba recibir mi compensación por los servicios prestados. Después de mucho pensar y bucear en su web, decidí llamarles, asegurarme de que habían quedado satisfechos con mi trabajo y reclamar lo que era mío. Dio la casualidad de que por aquellos días se paseaba por allí una señorita llamada Rose, Rose Jam, y no podía dejar escaparla así que pedí que viniese a casa escoltada por sus amigos Gentle Lentil, Coolaulin y B Never Too Busy To Be Beautiful para que hiciesen más agradable la estancia a otros tantos compañeros que ya tenía conmigo. Por si eso no fuese suficiente, los de Lush me enviaron también a Milko, Porridge y una Farmacia de Guardia, que nunca viene mal tener a mano. Todos ellos están en casa ya, tuvieron la más entusiasta de las bienvenidas y están muy cómodos en sus nuevas estanterías y cajones.

Encantada por haber tenido la posibilidad de colaborar con una de mis marcas cosméticas favoritas y rodeada de mis nuevos amigos, me despido hasta la próxima misión.

Cambio y corto.